Mucho se está hablando y escribiendo sobre las franquicias dentales, debido fundamentalmente al cierre de Funnydent y a la imputación por fraude de Vitaldent. Voy a aprovechar la ocasión para dar mi opinión sobre este tipo de clínicas y las diferencias significativas con respecto a las clínicas tradicionales.
En primer lugar, lo que debe saber uno cuando entra en estas clínicas es que la rotación de personal es bastante alta, hay muchos cambios de doctores y el paciente no siempre va a estar atendido por el doctor/es que le hicieron el tratamiento inicial.
Además, el funcionamiento interno que tienen es completamente diferente a un modelo de clínica convencional y basado fundamentalmente entorno a la facturación: hay una persona que fija unos objetivos de venta mensuales y los directores de la clínica (comerciales) hacen todo lo posible para que se cumplan, dado que parte de su retribución (“bonus”) se basa en cumplir dichos objetivos. Para ello no dudan en muchas ocasiones en presionar a sus doctores para que vendan los tratamientos más caros, independientemente de que los consideren o no los más idóneos.
Por el contrario, el modelo de la clínica convencional no va en función de las ventas, sino de la necesidad del tratamiento que el paciente requiera en cada momento. Con ésto no quiero decir que el dinero no sea importante en este tipo de clínicas. Nuestro objetivo principal en la clínica dental Ernesto Berges es diseñar el mejor tratamiento posible en todos los aspectos, con la intención de que el paciente quede lo más satisfecho posible y cuidando también la parte económica.
En las clínicas de franquicias, aseguradoras, etc.. reciben un gran número de nuevos pacientes por el “marketing” que hacen de sus productos, la promoción de tratamientos implantológicos “a cualquier precio” y el uso de tácticas comerciales agresivas. Dichas tácticas se han visto envueltas en numerosas reclamaciones y denuncias por considerarse denigrantes y fraudulentas, sin mostrar interés en cuidar de sus pacientes. Ésto está cambiando debido a la mala prensa y al descrédito de la marca y se han centrado en recuperar la confianza de los clientes/pacientes, poniendo rostro humano a sus clínicas.
Durante muchos años hemos visto como dejaban al dentista convencional como si estuviera anticuado o le faltara tecnología, cosa que es absolutamente errónea. Todos los del gremio conocemos a muchos compañeros con clínicas propias que se preocupan por formarse y por introducir en sus clínicas los mejores protocolos posibles, con el fin de mejorar sus tratamientos y dar mejor servicio a sus pacientes. No todo es tecnología, el primer paso en Medicina es hacer un buen diagnóstico, seguido de un buen plan de tratamiento y contar por supuesto con los medios para poder llevarlo a cabo con éxito.
No quiero acabar este “post” sin hablar del verdadero origen del problema, que no es ni Vitaldent ni Funnydent ni tantas otras franquicias. En realidad el problema surge en la gran cantidad de colegiados que salen cada año de las facultades de Odontología. En mi opinión, si ésto no se regula pronto la profesión va a tardar mucho tiempo en “salir del bache”. Este tipo de clínicas no podrían existir si no existieran tantos dentistas colegiados en paro, que es lo que ha propiciado el éxito de este tipo de modelo.